Autorretratos sin cuerpo presente
Calle Cuauhtémoc, Cáceres, 18 de agosto de 2002
tras las cuentas del insomnio y las místicas
hacia abajo de las drogas (todos los sueños
del mundo) tras los despertares después del
humo y los vasos (Othelo sobre la mesa) tras
las risas que nos hicieron jóvenes y los versos
que nos hicieron libres (una línea azul pla-
teada más del río) tras la caída de las Torres
Gemelas con sus guerras (historia de una ba-
llena) tras perder a aquellos amigos por otros
que no lo son (era como bailaba) tras los
vacíos asimétricos del padre (la orfandad sin
ser huérfano) y la inocencia del buen salvaje
(los últimos esplendores antes del viaje) tras
intuir que tu cuerpo te estaba traicionando
(¡qué las aves repartan suerte!)… tras todo
esto has escuchado las palabras insumisas
esas lecciones de fe en donde caben todos
los muertos ¿de las crónicas de Ítaca? has
escuchado…
y algo más arriba: el centro bombeante de
cada estrella abre su canción pero es tu si-
lencio miro mis manos: en sus palmas en los
surcos de la fortuna ¿puedes enterrar o sem-
brar lo que dejaste de ser?
(Todas las noches en una misma noche)
¿a quién vigilábamos? ¿era el mismo ojo ha-
ciéndose espía de sí mismo? ama quien vive
¿vives? qué sensación de atardeceres con sus
horizontes: ¿todos los amigos han muerto? no
puedo pasar y ya no puedo ceder a la sombra
en la sombra: ¿he perdido? ¿toda mi compa-
ñía son estas preguntas?
(Interrogatorio de interiores)
dicen tu nombre pero no eres tú dices tu
nombre pero solo suena tu voz aspas en el
cielo o cruce de caminos o sonidos del arpa
de aquel campo un tú a solas entre tanta
blancura te dan paso y pasa otro porque tú
estás en otro lugar aquí solo puede sonar lo
que no existe y tú existes –recuérdalo siempre
cuando te pierdas en el olvido– más adentro
de la luz porque para eso te hiciste poeta
te sientas porque dicen que te sientes porque
te dicen que extiendas el brazo porque deben
seguir clavándote en el dolor un tubito otro
tubito otro tubito pegatinas de colores (qui-
zás el arcoíris que ha dejado la lluvia fuera
de este invierno isleño) y ella mirando mi es
palda la sombra joven de lo que fui (¿pensará
en mi muerte?)
abraza mi mano con una goma amorosa yo
miro la aguja pero pienso en el pico de la
garza de aquel río que llevará mis cenizas
imagino que se clava en mi vena para recor-
darme una vez más para buscar el pececillo
de ¿mi curación?
(Inyecciones de claridad)
Foto: Filomena Galán
Julio César Galán (Cáceres, 1978). Autor de los siguientes poemarios: El ocaso de la aurora, Tres veces luz, Márgenes, Inclinación al envés, El primer día, Testigos de la utopía y Un adiós abierto. Además, ha publicado como heterónimo los siguientes libros de poemas: Gajo de sol y Para comenzar todo de nuevo, de Luis Yarza; ¿Baile de cerezas o polen germinando? y ¿Una extraña orquídea o un superviento estelar?, de Pablo Gaudet; e Introducción a la locura de las mariposas y Maldita épica salvaje, de Jimena Alba. También ha publicado diversas obras ensayísticas y teatrales.