La baldosa que habito

Sonia Andújar

La baldosa que habito

Prólogo 

¿Qué cabe en una baldosa? ¿Qué habita en algo tan reducido, tan cotidiano y discreto? Una baldosa, esa pequeña superficie que soporta resignada la carga de los cuerpos y la fricción de las suelas; el roce de pisadas amortiguadas o vibrantes, de tacones cómodos y anchos o agujas pertinaces y descaradas. 

Las baldosas conocen los más íntimos secretos; saben de despertares perezosos, de tardes prometedoras, de soliloquios nocturnos, de bailes improvisados bajo el influjo de la luna, de laberintos domésticos… Nadie como Sonia Andújar para tomarnos de la mano y deslizarnos con pasos de tango por todas y cada una de las baldosas de su existencia, de nuestra existencia. 

Hace mucho tiempo, escuché una leyenda oriental que asegura que las personas destinadas a conocerse están unidas por un hilo rojo indestructible. Una de estas personas a la que me une ese hilo es Sonia Andújar. 

La conocí hace ya unos cuantos años, allá por 2018; las dos acabábamos de publicar nuestras primeras obras y compartíamos editorial. Así descubrí que era poeta y que, como yo, había nacido en Zaragoza y vivía en Logroño; pero, sobre todo, a través de sus fotografías en las redes, observé que las dos mostrábamos la misma expresión de felicidad al hablar de ese primer libro. El suyo se titulaba: «Paseos de medianoche». Por un impulso, contacté con ella y mientras tomábamos un café comencé a vislumbrar a una mujer sensible, generosa, llena de talento, aunque por entonces ella no era del todo consciente; una mujer perseverante, con capacidad para poner en palabras hermosos conceptos oníricos cargados de sentimientos. 

Sin duda, es la creadora de un estilo poético muy personal: el surrintimismo, una mezcla exquisita de surrealismo y cotidianidad. Sonia nos sorprende con imágenes inesperadas que recuerdan a un cuadro de Chagall y luego nos arroja a un agujero interminable y tenebroso; durante el trayecto, en el que se pierde el rumbo y la noción del tiempo, nos hace sentir como Alicia en el País de las Maravillas durante su vertiginoso descenso en la oscuridad. Solo al aterrizar por sorpresa en una madriguera, somos conscientes de que hemos viajado hacia el fondo del alma, a ese lugar recóndito donde habita lo más profundo e inaccesible de nuestro ser. Y es que Sonia, en cada poema, se lanza a un viaje introspectivo, que traspasa las barreras del subconsciente y le acerca a lo más oculto y esencial. Se sumerge, sin miedo al frío, en búsqueda de sus sentimientos más insondables para hacerlos emerger a la superficie, descodificarlos y acunarlos con sus palabras. 

En este poemario la autora se reencuentra con la niña que fue; con los silencios que se instalaron en ella, con las caricias no dadas, con los besos soñados, con las miradas esquívas, con los olores de infancia sin los que no se puede comprender a la Sonia mujer. Una Sonia, hija y nieta, que recupera a través de las mujeres que le precedieron, de la memoria ancestral, su identidad presente y su proyecto de mujer futura. 

Sonia Andújar García es una poeta que ya no habita en baldosas grises, sino que avanza con paso firme y zapatos plateados por un camino de brillantes baldosas amarillas. 


Mar Aísa Poderoso

Por qué una baldosa 

Una baldosa es un espacio acogedor, reducido, en el que cabe un mundo. Una baldosa, es una figura básica en la que cabe la pasión y un conjunto de versos musicalizados que construyen un tango. Una baldosa puede resultar fría, como cuando la zona de confort es menos confortable que lo que hay afuera. Una baldosa, es una gran metáfora para hablar de amor. Del amor que sentimos y del que no hablamos. Del amor que no sabemos nombrar. Del amor que no sabemos que llena nuestras células, a pesar de convivir con él cada día. Una baldosa puede ser luminosa, ser de color pastel, tener dibujos abstractos que recuerdan a caras y animales. Una baldosa puede ser un padre o una madre, una abuela o un buen amigo. Una baldosa, puede ser el espacio que queda entre el silencio de la tarde y la paz del pecho. Se trata de un reducto, de un rincón etéreo en el que nadan los recuerdos, las expectativas, las esperanzas y los miedos. 

Sonia Andújar 


NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA 

Foto: Paco Vázquez

Sonia Andújar nació en Zaragoza en 1982. Su primera publicación fue Paseos de medianoche (Editorial Siníndice, 2018). 

A esta le siguieron Mantra (Ediciones del 4 de agosto, 2021) y las antologías Sinestesia (Aloha ed., 2022), Lluvia metonimia (Aloha ed., 2022) y Si lloviera un bosque en el poema (Aloha ed. 2023) nacidas en el taller de poesía de la UPL; Origen: Antología Internacional de Poesía por las Mujeres originarias (Colección Grito de Mujer) 2022 y Versos Anfibios. Poesía sumergida (Ediciones del 4 de agosto, 2023). Forma parte activa de la Asociación Riojana de Escritores (ARE) y organiza diversas actividades culturales como La esquina poética en La Rioja, donde reside actualmente.

POEMA

A TU MUERTE 

Hoy te guardo el corazón en mis manos. 

Derrocho kilómetros de agua salada 

luchando contra las lágrimas de un maremoto 

sonoro. 

Hoy te guardo el aire 

que se quiebra en mi boca al pronunciar tu 

nombre. 

Hoy guardo el abrazo que destiñe la piel del 

pecho 

como polillas transparentes que nacen del 

estómago 

y dibujan el ligero recuerdo anestésico de tus 

ojos. 

Hoy te guardo el dolor paciente que queda 

entre mi ombligo 

y los rostros en penumbra que no quieren 

mirarte más allá. 

Hoy te doy mi pensamiento rojizo 

que zozobra y bulle por las calles. 

Podría acunar tu tiempo, 

encender tu sonrisa 

y desintegrar los átomos de la tristeza de mi 

mente, 

pero 

no puedo 

no