Desde 1966 el poeta Ángel Guinda escribió poemas en las paredes de su ciudad, Zaragoza. Y durante 56 años  ha seguido disfrutando de esas acciones rebeldes y vitales. Por lo que podemos establecer ya la Memoria Callejera del Pensamiento  Poético  de  Ángel Guinda.

Comenzó firmando con el dibujo de una guinda, para continuar como Santángel -uno de sus heterónimos-, como Ángel Guinda e incluso dejando anónimo el texto.

Estamos ante un poeta que, durante toda su vida, expresó al aire libre su poesía.

Siendo adolescente escribió la letra y la música (poesía de música) de

A la calle, a la calle, a la calle, canción que tatareaba con frecuencia, siendo muy joven, cuando caminaba.

La calle fue para él  plataforma de amor al mundo, a la sociedad, a la ausencia, a la palabra, al silencio, siendo siempre testigo y testimonio de una época. 

Dice Á. G., Leer poesía es un momento de alarma, un poema es un sobresalto.

Si me quitan la palabra escribiré con el silencio, si me quitan la luz escribiré en tinieblas, si pierdo la memoria me inventaré otro olvido, si detienen el sol, las nubes, los planetas, me pondré a girar. 

Vivimos con nuestro poeta canónico sus apariciones o relámpagos de la meditación, truenos de indignación.

Desde aquí y anunciando el proyecto fílmico de Mohsen Emadi, tenemos la oportunidad de salir a la calle para encontrar sus huellas y sus ecos, de viajar hacia su voz. 

No tardes en emprender el viaje a tu interior, no vaya a ser que pronto sea tarde.

Te invitamos a vivir la palabra y la  imagen desde el viaje interior de su memoria poética.

Trinidad Ruiz Marcellán