Inusitaciones
Entre tantas cosas que pueda ser la poesía, acaso sea una más la particular manera de mirar, y de ver, eso que hemos dado en llamar la realidad; tanto por fuera como por dentro del ojo que la mira y la ve.
En los diversos pasos del teatro, del hacer en el teatro, esa forma de mirar, de ver, de imaginar esa búsqueda para tratar de expresar en lo evidente esa otra cosa un poco más allá, que no tiene aún palabra, ni nombre, ni nada; que surge más o menos elocuente entre las intuiciones y las tentativas; esa construcción de señales, gestos, pausas, respiraciones, silencios y clamores callados, creo yo, que no se puede hacer sin algo o bastante o mucho, de esa alquimia del duende que es la poesía.
No es extraño que la escritura para la escena acabe, o comience, por un aliento que podría ser, antes que nada, o después de todo, un poema.
En fin, la mirada poética, podríamos decir, desvela sobre todo al portador. Así, que con la venia o no de nadie, esta vez presento en estos poemas parlamentos de un personaje ausente/presente como nunca en sus palabras y en el silencio del aire entre ellas mismas.
R.C.
Primero se oyeron las voces
en formas diversas salieron
hasta ser estruendo
Algunas decían plegarias
a gritos
furias de palabras a los viejos dioses
los viejos dioses que ya antes habían oído plegarias
tan iguales a estas plegarias
La voz de la furia creció hasta ser grito
anunció la llegada del rito del odio
de los rezos de amor a los rezos del odio
se conoce muy bien el camino
el camino del odio
la sangre no borra el camino
la sangre no llega a borrar el camino de los viejos odios
Entre una guerra y la siguiente guerra
la sangre y el odio y la pena
son caminos hondos
no se llenan nunca de perdón ni de tierra
La voz que era rezo
fue de repente voz de odio
y encontró muchas voces del color del odio
70Se escucharon las voces antiguas del tiempo
sus ecos lejanos en los calendarios
los calendarios de cenizas de tiempo
guardan las voces antiguas
todas juntas ya no se distinguen
todas llaman a la sangre nueva
a la rabia nueva
a la nueva furia y a la nueva venganza
La misma salmodia
sin música
solo el latir de la pena acompaña
el lamento de la letanía
Y así cubre el manto de sangre la tierra
Y así cubre el manto de dolor la tierra
Y así cubre el manto de pena la tierra
Y así cubre el manto de estruendo la tierra
Y así cubre el manto de gritos la tierra
Y así cubre el manto de muerte la tierra
Y así cubre el manto de traición la tierra
Y así cubre el manto de terror la tierra
Y así cubre el manto de horrores la tierra
Y así cubre el manto de espanto la tierra
Y así cubre el manto de luto la tierra
Y así cubre el manto de crimen la tierra
Y así cubre el manto de impiedad la tierra
Y así cubre el manto de infamias la tierra
La tierra del hombre
la tierra del fracaso del hombre
En la muerte de P. Auster
Te morirás un día
o qué te crees
así de entre minúsculas
te dices por ejemplo
lo piensas tantas veces porque seguramente
te morirás un día
y te vas dibujando imaginando el caso
por si te mueres antes
para que cuando sea
y se presente el día
ya te hayas casi muerto algún rato perdido
entrenando la danza dos o tres o más veces
y ya no sientas miedo
y ya no sientas nada cuando llegue ese día
Cuando llegue ese día
y tengas que morirte
ya te habrás muerto antes
y ya no tendrás miedo
ya no podrás morirte el día que te mueras
porque te habrás muerto antes
porque ya te habrás muerto
y ya sabrás morirte
y nos darás la pena que nos debes
al lado de la vida que nos dejas
te hemos querido tanto y te querremos
porque nos has pintado de palabras
el más hermoso teorema escrito
de tantas existencias cardinales
Las palabras
si quieres verlas
tienes que abrir el libro
buscar y abrir el libro
solo así las ves como miras un cuadro
Pero con las palabras
puedes cantar canciones
y pueden ser oídas
y así son otra cosa
la misma cosa y otra
en el aire otra cosa
escuchar las palabras
volando por el aire
Hasta las más antiguas
escritas y encerradas todas bien ordenadas
en sus cementeritos
en las estanterías de ataúdes minúsculos
con tapas de colores tan bonitas
dormidas desde entonces
Mientras que puedes ver los cuadros cuando quieras
no puedes ver palabras así de fácilmente
tienes que despertarlas con cuidado
sacarlas de su libro
tienes que recordar dónde está el libro
y luego
si encuentras ese libro
tienes que recordar dónde están las palabras
las palabras precisas que quieres de ese libro
mirar en ese libro y recordar el sitio
donde estaban calladas
Ya no logras recordar esas cosas
a veces se te olvida dónde duerme ese libro
para resucitar las palabras que quieres
y llega antes la falta de la memoria antigua
se fatiga el deseo y olvidas las palabras
y te quedas suspenso entre una cosa y otra
buscando la memoria que está también dormida
entre los anaqueles de los ataúdes
y dejas de buscarlas
sin saberlo siquiera
y sin ningún remedio
las palabras queridas
Cada vez menos veces
consigues ya querer unas palabras
y menos veces ya
consigues descubrirlas y verlas o decirlas
como tanto querías
y por eso es por eso
de forma inapelable
te vas algodonando blandamente
entre las blancas nubes de olvido
en tu cabeza
tantas veces ilustre
Fotografía: Carlos Lorente
Rafael Campos Lozano, actor, autor y director teatral; fue profesor de voz y de interpretación en la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza. Es autor, dramaturgo y director de escena, de más de dos decenas de obras teatrales, varias de ellas publicadas, y de varias adaptaciones, estrenadas en el Teatro Principal, Teatro de la Estación, Teatro del Mercado y otros teatros. Fue director durante años de la compañía Tranvía Teatro, y del Teatro de la Estación; director del Patronato Municipal de las Artes escénicas y de la Imagen, y en la actualidad dirige la compañía independiente «Le Plató de Teatro», para/con la que ha escrito, dirigido y estrenado cinco obras de teatro hasta la fecha. Crítico teatral de Heraldo de Aragón entre 1987 y 1996, ha escrito y publicado numerosas colaboraciones en revistas de teatro y otros medios. En la actualidad es colaborador habitual en El Periódico de Aragón. Miembro de la Academia de las Artes Escénicas de España y de la Asociación de Directores de Escena de España. Entre sus obras más representadas: Memoria de Bolero; Opereta en Calderilla; Más o menos Shakespeare; Farsa de espectros; Diálogo de sombras; Dos en conserva; Días sin nada o Pájaros en la cabeza; Inusitaciones es su primera publicación poética.