El amor, la vida y tú
Magdalena Lasala
El amor, la vida y tú
INTRODUCCIÓN
RECREACIÓN EN AZUL
Cada nueva entrega poética de Magdalena Lasala supone una recreación, en algún sentido; y ello como invocación memorial del milagro que hizo venir a nuestra especie a la vida en perfección, en aquel momento primigenio de pureza -también perfecta- que han cantado las cosmogonías. En este caso, el título del poemario se ubica de modo consciente en el recuerdo de aquel libro capital de Benedetti (El amor, las mujeres y la vida); pero revisando de raíz el orden de los conceptos e introduciendo al Tú poético como esencial jinete de este viaje.
Ciertamente El amor, la vida y tú divide su tránsito en tres tramos, sin solución de continuidad, en los que los protagonistas son revelados desde el mismo origen, desde el título desnudo.
Desde luego el amor, expresado en versos donde la poetisa descarna su energía vivencial de manera cristalina, constante, enérgica como un bambú (suave, duro, dúctil); pero sin presión locativa ni temporal alguna: diríase que la contingencia de lugares y tiempo son urgidos sin contemplaciones por el dictado de un periplo iniciático que se pretende felizmente eterno (“El viaje a ti, que es el viaje a todas mis vidas”). Por supuesto la vida, para la que el verbo “amar” equivale siempre a vivir ejerciendo en plenitud (“Te amo en tu amarme”) y donde la anécdota más nimia -la marca de carmín de un beso sobre una mejilla amante, pongamos por caso- se engrandece a la sombra de la verdad que arma a lo más íntimo. En fin: ese Tú. Un pronombre clamoroso que concentra a todos los contrarios y que, como en un crisol, convierte la contradicción (“Sin libertad en medio de mi ser libre”) en siembra, en el propio sentido de la búsqueda y en el mismísimo combustible de la eternidad ansiada.
El poemario de Magdalena es poesía mayor en este sentido: entendida como pleno Bien, construida con minúsculas de una transparencia infrecuente y un calado de espesor solo expresable desde la feminidad. Es aquí donde creo que emerge la verdadera esencia de esta colección de poemas. Desde el anhelo del conocimiento interior hasta el olvido imposible de la aventura de amar, Magdalena Lasala navega sobre el tono de canción y el modo devocional en una propuesta de tropos armoniosos.
Nos hallamos ante un poemario del amor atravesado por símbolos, así lo afirmo; y ello reivindicando el sentido antiguo y hondo de σύμβoλoν: un pacto. Hay sol, hay cielo, hay luz -muchísima luz, jamás atisbo de algo agraz- y hay azul: un azul omnipresente que se revela en Magdalena como metáfora misma de la Creación, como la potencialidad del cambio. “El desierto de rocas acabó / y presentí el azul”, confiesa decidida. Y abunda: “Acudo a tu abrazo de cristal sumergido en las pequeñas olas que envuelven nuestros cuerpos de cristal de luz, de gozo azul”.
Ese azul del Nun egipcio –el vacío primordial de dónde surgió lo vivo-, el azul vocacional del arroyo alevín que reconoce su médula donde acaba su ser río, el azul del gozo que alza su copa como un remanso de amor, de vida: del Tú amado que se impone en este cántico de cadencia infebril, donde una experiencia se vierte en otra y en el que Magdalena Lasala recrea, de modo exquisito, el inmenso polígono vivencial de su sentir poético.
Gabriel Sopeña
SOLAPA
El Amor, La Vida y Tú, está construido como un viaje por tres estadios del conocimiento existencial ligado al destino de la creación. Su título juega a completar una trilogía con el título El amor, las mujeres y la vida, del poeta Mario Benedetti, que a su vez replicaba el título de la obra El amor, las mujeres y la muerte, del filósofo Arthur Schopenhauer. Recogí los conceptos para mí esenciales, Vida, Muerte y Amor, planteados como un eterno ciclo de búsqueda, experimentación y resurrección, para seguir preguntando y encontrar la respuesta en un solo nombre, un Tú que concentra la explicación, el punto de partida desde la inocencia y la meta, un Tú poético, intemporal y eterno, origen, símbolo y destino del viaje iniciático inevitable y anhelado a la vez. Un Tú descubrimiento del enigma que ha de seguir ocultándose.
La autora
NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA
Foto: Arancha Peyrotau
Magdalena Lasala. Nacida en Zaragoza. Es Premio de las Letras Aragonesas 2014, concedido por unanimidad del jurado y miembro de la Real y Noble Academia de Bellas Artes de San Luis. De temprana vocación literaria, es autora de una extensa e importante producción literaria premiada con el reconocimiento de los lectores y la crítica. Como novelista ha logrado ser uno de los referentes indiscutibles en el panorama español de Novela Histórica, con repercusión internacional. En Poesía mantiene una solvente y cultivada voz propia que le hace merecedora de su prestigio como poeta y creadora de una teórica poética de profundidad existencial. Su voz lírica enlaza con las raíces clásicas del misticismo español y la lírica amorosa cortés. Los estudios realizados sobre su obra resaltan el ritmo interno poético de la autora, excepcional en la poesía contemporánea.
Ha publicado entre otras obras los poemarios: Frágil sangrante frambuesa (1990, Barcelona), Zoo de Emociones (1991, Madrid); L’Aumiosr (Zaragoza, 1992); Lilo Vivo en mis Pupilas (Zaragoza, 1992); Seré leve y parecerá que no te amo (1993, Zaragoza); Sinfonía de una Transmutación (1995, Zaragoza); La Estación de la Sombra (1996, Madrid); Los Siete Sentidos Capitales (1998, Zaragoza); Cantos de un dios seducido (1998, Selección Antológica, La Habana, Cuba); Todas las copas me conducen a tu boca (2000, Madrid); Los nombres de los cipreses que custodiaron mi ruta (2004, Madrid); Y ahora tú pasas la mano osadamente (2007, Madrid); Vivir la vida que no es mía (2010, Zaragoza); Arderé en el exilio de tu cuerpo (2011, Madrid); Aquel sabor de lo invisible (2014, Madrid); Cartas en un semáforo rojo (2015, Madrid)
Sus textos poéticos han sido traducidos a más de siete idiomas, incluidos en Antologías de Poesía Contemporánea y utilizados para la creación de obras musicales y escénicas colaborando con músicos y compositores internacionales. El poemario El amor, la vida y tú, ve la luz tras un período de introspección poética que supone un paso decisivo en su trayectoria.
POEMA
OLAS
Tú y yo en esa casa de cristal.
Vuelvo en las noches de verano a las escaleras donde sonríes
recortado en el azul del cielo confundido con el mar.
Caminamos las estancias.
Caminamos el cristal hasta un jardín de hojas erguidas plenas
del sol de un día perpetuo.
Acudo a tu abrazo de cristal sumergido en las pequeñas olas
que envuelven nuestros cuerpos de cristal de luz, de gozo azul.